Quito se convirtió por una noche en la 'ciudad de la furia' con un homenaje sinfónico a Cerati
Los fanáticos recordaron la época en la que Soda Stereo llenaba estadios, en 'Cerati Sinfónico', realizado en la capital ecuatoriana.

Braian Tolenti imitando a Cerati en sinfónca en el Teatro San Gabriel en Quito.
Amadeus Cedeño
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Actualizada:
01 sep 2025 - 16:26
El Teatro San Gabriel de Quito se transformó en un templo sonoro con la llegada de Cerati Sinfónico, un espectáculo que reunió a más de 50 músicos de la Orquesta Sinfónica Victoria y a la voz de Braian Tolenti, del grupo argentino El Cuarto Soda. El homenaje a Gustavo Cerati, ícono del rock latinoamericano, se presentó el 29 de agosto y sábado 30.
El público vivió un viaje íntimo y colectivo. Jóvenes, adultos, parejas y familias se mezclaron en una noche marcada por la nostalgia y la emoción. Desde el lobby, con un piano en vivo que creaba una atmósfera casi cinematográfica, hasta el último acorde, el ambiente estuvo cargado de recuerdos y sensaciones.
El repertorio recorrió canciones emblemáticas de Cerati y Soda Stereo. La intensidad de “Ella usó mi cabeza como un revólver” abrió el concierto con fuerza. El himno “Cuando pase el temblor” estremeció el teatro con lágrimas contenidas y cantos compartidos. Con “El Rito”, la orquesta dio un aire ceremonial al espectáculo, convirtiendo la música en liturgia.
Uno de los momentos más vibrantes llegó con “La ciudad de la furia”, cuando Tolenti preguntó al público: “¿Quito es la ciudad de la furia?”. La respuesta fue un rugido unánime que hizo del teatro un epicentro de energía. Más tarde, “Signos” se alzó como conjuro y “Poder decir adiós es crecer” conmovió al recordar que fue escrita junto a su hijo Benito.
La sutileza llegó con “Trátame suavemente”, que en versión sinfónica se volvió un suspiro expandido, y el cierre con “Entre caníbales” dejó al público en un estallido de intensidad.
Cerati Sinfónico se presentó este 29 y 30 de agosto en Quito, recordando que la música trasciende el tiempo. Una experiencia donde Gustavo Cerati volvió a respirar en cada acorde, y donde quedó claro que su legado nunca se ha ido.
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