Fernando Montenegro: Recorrimos Ecuador, Perú y Colombia para buscar a mi hija

Este jueves 5 de junio del 2025 se cumplen 7 años de la desaparición de la maestra y activista de 26 años, Michelle Montenegro, en Quito.

Michelle Montenegro desapareció en Quito el 5 de junio del 2025

Michelle Montenegro desapareció en Quito el 5 de junio del 2025

Teleamazonas

Autor

Redacción Teleamazonas.com

Actualizada:

05 jun 2025 - 18:47

Han pasado siete años desde la última vez que la familia de Michelle Montenegro pudo verla y abrazarla. La maestra, de 26 años, desapareció el 5 de junio del 2018, en el sector de la Armenia, en Quito

Desde ese entonces, sus padres Valeria Campos y Fernando Montenegro, permanecen en constante búsqueda y exigiendo al Estado ecuatoriano respuestas sobre su paradero.

Este jueves 5 de junio del 2025 se cumplen 7 años de la desaparición de Michelle, docente y activista por la defensa de los derechos humanos. Su padre Fernando Montenegro conversó con Teleamazonas.com y este es su testimonio de lucha.

"Hemos buscado durante siete años a mi hija Michelle Montenegro y lo seguiremos haciendo. Luchamos porque no queremos que se borre su memoria ni la de ningún desaparecido.

La última vez que la vi fue 5 de junio de 2018, en el sector de la Armenia. Desde ese día se me vino el mundo encima, porque ningún padre está preparado para la desaparición de un hijo. Han pasado siete años de ausencia, de dolor, de lucha y de abandono por parte del Estado ecuatoriano.

Durante todo este tiempo, el Estado, la Fiscalía y la Dinased (Dirección de Muertes Violentas y Desapariciones de la Policía Nacional) no han hecho nada para que mi hija regrese a su hogar.

Les hemos entregado pruebas, señalado quien fue la última persona que la vio, el lugar donde fue vista. Incluso pedimos las pericias de las cámaras de seguridad, pero las diligencias se hicieron fuera de tiempo y por eso no tenemos resultados.

Además por el caso de mi hija han pasado, hasta el momento, seis fiscales, la misma cantidad de agentes y ni se diga el número de secretarios.

Esto solo ha hecho que el proceso de investigación se retrase, pues solo para revisar el expediente de mi hija se demoran 30 días. Y así va pasando el tiempo y el cuarto de Michelle sigue vacío. Yo solo necesito saber qué pasó con mi hija.

Recuerdo con claridad el día de su desaparición. Yo la dejé en casa de mi otra hija,  alrededor de las 12:15. Luego me fui a recoger a mi nieta en Quito. Pero, a medio camino me llamó mi esposa y me dijo que Michelle salió de la casa y que no podía localizarla.

Regresé lo más pronto que pude y comencé a buscarla en el carro. Me fui al Parque de la Armenia, al Tingo, recorrí varios lugares pero no pude encontrarla. No sé qué hice mal, pero no pude hallar a mi hija.

Incluso llamamos a la Policía y dijeron que nos enviarían un patrullero que estaba cerca, pero nunca llegó. Hasta ahorita estamos esperando.

Tras la desaparición, nos reunimos toda la familia y los compañeros de Michelle para realizar búsquedas. Fuimos al puente de Guápulo, pues nos dijeron que la habían visto por esa zona. Rastreamos quebradas e incluso, por la desesperación, nos metimos a buscarla hasta en el río Machangara, pero nada dio resultado.

Una búsqueda imparable

Hemos recorrido todo el Ecuador y hasta hemos viajado a Perú y Colombia para encontrarla. Recuerdo que primero avanzamos hasta Perú. Llegamos a Mancora, pues temíamos que haya sido víctima de traficantes de personas.

Luego estuvimos por Loja, Machala y toda la Costa ecuatoriana. Recorrimos todas las playas, porque a ella siempre le gustaron esos lugares. También fuimos a la Amazonía, pero nada. Además estuvimos en el norte de Colombia, en Pasto y en Ipiales.

En cada lugar pegamos afiches en postes, locales comerciales y plazas. Pedimos información en hospitales y en diferentes instituciones. Hemos hecho plantones, marchas, pero aún desconocemos su paradero.

Desde la desaparición de Michelle, nuestra vida cambió 180 grados. Me tocó vender mi carro, porque necesitábamos plata para las búsquedas. Mi mujer y yo dejamos de trabajar para enfocarnos en encontrarla, porque es muy duro ver las cosas de tu hija en casa, pero sin saber dónde está ella.

Así la recuerda su padre...

Michelle era una mujer alegre, comprometida, entregada a su comunidad. Daba talleres de danza, pintura, tareas dirigidas en barrios como La Argelia, la Lucha de los Pobres o Ecuadoriana (sur de Quito).

Ayudaba a los niños de madres vendedoras ambulantes en La Marín. Tenía una vocación de servicio. Siempre le gustaba ayudar a las personas que lo necesitaban.

Mi hija siempre luchó por las causas sociales y por eso nosotros también luchamos por amor, por indignación y por rabia, porque nosotros no perdemos la esperanza de que vuelva a casa.

Mi hija tiene que regresar, tiene que volver y estamos peleando por eso. Como padre nunca dejaré de buscarla. Nunca".