El adiós a Miguel Uribe Turbay en Colombia en medio de tensiones este miércoles 13 de agosto
Miles de colombianos darán último adiós a Miguel Uribe Turbay. Hay tensión política del Gobierno de Petro con Estados Unidos.

Miembros de la Guardia Presidencial junto al féretro y el retrato del candidato presidencial colombiano Miguel Uribe.
AFP
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Actualizada:
13 ago 2025 - 07:18
La Plaza de Bolívar, corazón político de Colombia, que a diario bulle con el pregón de los vendedores ambulantes, el ruido de las palomas y el ir y venir de turistas, amaneció este martes en un inusual silencio.
Las banderas que ondean frente al Congreso estaban a media asta por el luto nacional, mientras un goteo constante de ciudadanos se acercaba a despedir al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, que murió este lunes tras ser gravemente herido en un atentado sufrido hace dos meses.
Desde temprano, decenas de personas comenzaron a agolparse en la entrada del Capitolio Nacional, situada en el costado sur de la Plaza. Media hora después, el acceso al Salón Elíptico, donde el lunes se instaló la cámara ardiente, se abrió para el público.
El ingreso fue ordenado: grupos de quince personas atravesaban el histórico edificio para pasar frente al féretro cubierto por la bandera colombiana y custodiado por el soldados del Batallón Guardia Presidencial, la Policía y funcionarios de la Alcaldía de Bogotá.
Muchos entraban con ramos y coronas de flores, que se iban acumulando junto al ataúd, y antes de retirarse se persignaban o recitaban un padrenuestro en voz baja.
En contraste con el bullicio habitual de la plaza, dominaba un ambiente de recogimiento. Al velatorio acudieron no solo familiares sino también políticos, como el excanciller Álvaro Leyva, que prefirió no hacer declaraciones, el exministro y exsenador Juan Fernando Cristo o el procurador general de la Nación, Gregorio Eljach.
"Mi corazón está con la familia de Miguel. Su ausencia es un golpe muy doloroso para quienes fuimos sus amigos y compartimos jornadas legislativas con él. Su partida deja un vacío en un país que necesita demócratas como él", manifestó el procurador.
Del atentado a la despedida
Uribe Turbay, de 39 años, fue atacado el 7 de junio mientras hablaba con simpatizantes en un parque del barrio bogotano de Modelia. Dos disparos en la cabeza y uno en la pierna izquierda lo dejaron en estado crítico durante 64 días en la Fundación Santa Fe de Bogotá, donde falleció la madrugada del lunes.
El crimen, que la Fiscalía investiga y por el que ya hay seis detenidos, provocó una oleada de condenas y mensajes de duelo dentro y fuera del país.
Ayer, la despedida comenzó con una ceremonia privada para familiares y allegados del senador, una de las figuras jóvenes del partido opositor de derecha Centro Democrático, liderado por el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), sin parentesco con el político asesinado.
El féretro, cubierto por la bandera nacional, fue recibido con marcha fúnebre y pañuelos blancos en el Salón Elíptico, acompañado de honores militares y un minuto de silencio. Permanecerá allí hasta el mediodía del miércoles, cuando será trasladado a la Catedral Primada de Bogotá para las exequias.
Tensiones en la fila
No todo fue calma en la jornada de hoy. A media mañana, mientras la fila avanzaba lentamente, desde ambos lados comenzaron a escucharse consignas contra el presidente colombiano, Gustavo Petro, de quien Uribe Turbay era un firme opositor en el Congreso.
El coro creció rápidamente hasta convertirse en un enfático "¡Fuera Petro!", que retumbó en la Plaza de Bolívar.
La situación se encendió cuando simpatizantes del partido oficialista Pacto Histórico, respondieron con gritos contra el expresidente Uribe y contra el difunto, lo que provocó enfrentamientos verbales.
"Pero si ya lo mataron, déjenos en paz", replicaron algunos asistentes. La tensión no pasó a mayores, pero dejó un rastro de incomodidad en una jornada pensada para el duelo.
El momento terminó reconduciéndose cuando la multitud, en lugar de responder con insultos, comenzó a corear "¡Uribe, Uribe, Uribe!" mientras avanzaban hacia la puerta del Capitolio.
Entre quienes aguardaban su turno estaba María Victoria Cebrián, una bogotana que explicó a EFE que había llegado "para velar a un hombre que no merecía lo que le hicieron" y que habría votado por él en las elecciones de 2026.
Otro ciudadano, Luis Alfonso Castellanos, de 38 años, dijo que "Uribe se merecía estar aquí (en el Congreso)" y que "habría tenido un lugar en la Casa de Nariño" sede del Ejecutivo, de no haber sido asesinado.
En el mismo Salón Elíptico en el que alguna vez se rindió homenaje a su abuelo, el expresidente Julio César Turbay, y más recientemente a su abuela, Nydia Quintero, se congrega ahora un país enlutado que despide a un político cuya carrera se vio truncada por la violencia
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